De la influencia a la exclusividad
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Estaba comiendo en un restaurante, relativamente nuevo en la ciudad, y en la mesa de al lado, una mujer se estaba tomando fotos, selfies, mientras posteaba en redes, cuando su acompañante le dijo: "No etiquetes al restaurante que después todos van a querer venir acá y a tomarse lo mismo".
Mi cabeza se puso a mil. Muchas marcas (y restaurantes), sueñan con que las personas las etiqueten orgánicamente, con tener fama en redes y que esto haga que cada vez más personas vayan a su negocio, pero tu, en los zapatos de cliente, ¿Qué quieres? ¿Cómo consumes?
Yo en lo personal, amo lo privado, lo “oculto”, los restaurantes con esquinas en donde nadie se sienta, los bares oscuros, los speakeasy, lugares poco comunes, sin embargo, en mi ciudad esto no es fácil de encontrar y por eso, lo que yo hago es ir en “contraflujo”, siempre en horarios poco comunes.
Y es que esa es la vida que quiero construir, una vida con la libertad de hacer mis propias reglas, salir a la hora que quiera, almorzar a las 12, antes que todos, o a las 3, cuando todo se han ido, pero nunca había pensado en aquellos que deben “cumplir la norma”, que por las escuelas de los hijos deben salir de vacaciones al mismo tiempo que todos, almorzar en los “horarios comunes”, y más.
¿Y tu? ¿Te vas más por los “pequeños tesoros” o por lo masivo? ¿Por los horarios y fechas comunes, o por las tuyas?
Si tienes negocio, especialmente restaurantes y lugares físicos, ¿Cómo le gusta consumir a tu cliente? No vaya a ser que estás haciendo estrategias que atraen a los influencers, instagrammers y UGCs, que usualmente consumen poco, y alejando a tu cliente potencial real, con buen poder adquisitivo, ¿Todavía sigue en pie que toda publicidad es buena publicidad?